jueves, 1 de septiembre de 2011

24 de Agosto, 00:11


Ese sonido es inconfundible, el camión de la basura; la prueba definitiva de que esto me está pasando de verdad. Nadie sueña con estas cosas, ni siquiera alucina con ellas, si acaso echamos pestes cada vez que nos impide oir el final de la película o nos provoca un gatillazo fulminante.

Joder, ¿dónde estoy?, ¿enterrado bajo una acera?, ¿en un sueño placentero de Allan Poe?, ¿en un vertedero?. Huele mal, eso seguro, el olor traspasa la tierra y se filtra por los poros de la madera - ni siquiera han barnizado la caja - impregnándolo todo de un aroma a sociedad podrida, a sociedad.

Oigo ruido de contenedores, gritos de vecinas "despotarradas" ante los equívocos silbidos de los basureros, pasos inciertos de borrachos ciertos, orines clandestinos, ladridos humanos.

Huele a mierda. Es cierto, estoy vivo.

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