Inocente de culpa serás decapitado porque la rabia que llevo dentro, ajena a la razón, sólo desea satisfacerse. Son tiempos de morder y arrancar a tiras la piel de los demás. Siento una ira que me envenena las palabras, me nubla el pensamiento y arrasa con todo lo que miro, lo que toco, lo que pienso.
Quisiera escapar de mí, olvidarme; volver atrás, a lo que era y ya no seré nunca más. Quisiera morder hasta descuartizar, gritar entre el gentío y en la soledad de un acantilado. Tirarme contra las rocas con tal de borrar, de agarrar el pasado y no soltarlo; sujetarme a él para no dejarlo escapar y no volver a mirar hacia adelante.
Necesito correr hasta la extenuación, huir de los demonios que parasitan en mis tripas. Viven en mí y son yo, son resentimiento, son un pozo negro sin fin de miseria en el que ahogarme con una sonrisa de frustración.