lunes, 29 de julio de 2019

El Jardín de las Delicias :: Antonio Morales

El Jardín de las Delicias, de El Bosco, es el cuadro del museo de El Prado ante el cual más tiempo se detiene la gente a observar una pintura. Tal es el hechizo que sus múltiples criaturas misteriosas y escenas reconocibles generan en la mente de quien cae en sus redes.

Antonio, con su propio lenguaje,abstracto, críptico y muy personal, es decir, único y dotado de personalidad, recrea de forma atemporal lo que el pintor representó a principios del siglo XVI.

No se trata de una mera representación fotográfica de lo que el lienzo original nos muestra, sino una interpretación según las claves propias del autor, una interpretación libre y desestructurada cuyo conjunto de fotografías conforman la totalidad de esa visión.

Esta fotografía, de la que una copia permanece en mi casa y por lo tanto he observado en múltiples ocasiones es un buen ejemplo de lo que nos encontramos en el libro que contiene toda la obra. El desnudo es una constante, la abstracción a través del cuerpo, otra. Y si añadimos el polimorfismo que los cuerpos generan a través de las interacciones entre ellos, tenemos la trinidad de las claves formales.

Prefiero no desvelar lo que personalmente esta fotografía en concreto me transmite, aunque sí he de decir que lo hace de una manera fugaz, como si estuviera al alcance de la mano pero me faltaran unos milímetros para conseguir sujetarla. Me asombra, me agrada, satisface mi cerebro la manera en que seis cuerpos casi inertes crean un nuevo organismo con vida propia, un organismo que toma decisiones, que hace y deja hacer,que se deja llevar.

El Jardín de las Delicias, el de Antonio Morales, es un libro, un mundo, que va más allá del clásico al poseer la personalidad de su autor. Eso es mucho decir.

Para saber más del autor : https://www.antoniojosemorales.com/


domingo, 28 de julio de 2019

más oscuro :: xenia



"Overhead the albatross hangs
 motionless upon the air
And deep beneath the rolling waves 
in labyrinths of coral caves.
The echo of a distant tide comes willowing
 across the sand
And everything is green 
and submarine



:: Pink Floyd ::


Así son los primeros versos del "Echoes" de Pink Floyd, que casualmente escucho mientras escribo estas palabras; cosas del destino. Suspendidos en el aire ambos, albatros y observador, Xenia nos impone su mirada retándonos a encontrar en esos dos océanos, sus ojos, el eco de un tiempo distante. Te atrapa de manera ineludible e invita a recorrer el laberinto de cuevas de coral, sumergiéndote en su mundo onírico y deslumbrante de originalidad.


La fotografía es de una belleza abrumadora tal que emociona, conmueve y no termina de sorprender. Como un sueño del que no quisiéramos despertar dejándonos enredar en una nebulosa de rojos y azules para tratar de descubrir lo que el coral esconde.


El viaje es placentero e infructuoso, ya que aunque lo recorramos cientos de veces, miles, su mirada impenetrable nos seguirá cegando la conciencia dejando lugar sólo a nuestra imaginación. La derrota está servida, la nuestra. Suyo es el triunfo. Es este ir y venir continuo con el que nos hechiza nuestra bruja preferida el que nos engancha y nos enamora una vez más de la Fotografía.

Tide of trepidation :: E.S.T.


E.S.T. o lo que es lo mismo, Esbjörm Svensson Trio son los autores de esta maravilla que abre su disco Viaticum del 2005.

Con una línea de contrabajo inconfundible a cargo de Dan Berglund y la base rítmica del baterista Magnus Öström, Esbjörm nos arrastra a una marea de esperanzas e ilusiones a través de la melodía de su piano.

El contraste entre lo que el piano nos cuenta y lo que tanto batería como contrabajo nos repite al oído, a modo de un memento mori, nos habla de la vida misma, de cómo las ilusiones nos elevan mientras que el miedo a que estas no se cumplan viven en el subconsciente sumergidas hasta que deciden respirar.

La inquietud, los temores, por su parte, se abren camino en el desarrollo de este Tide of trepidation gracias al ritmo repetitivo de la parte rítmica.

La compenetración es tal que a pesar de la fuerte personalidad de cada instrumento en sus líneas, el tema se percibe como un todo a la vez que somos capaces de disfrutar de cada uno de ellos por separado si así lo deseamos. Podemos centrarnos en nuestras aspiraciones, podemos centrarnos en lo que puede salir mal, podemos centrarnos en la marea.

sábado, 27 de julio de 2019

Cebollas enfermas

Vientos de guerra entre campos de cebollas. Es una imagen sacada de contexto mientras escucho las noticias. No decido yo, decide el otro; amigo y enemigo. Verdes son las cebollas, rojos los vientos, y corriendo desnudo salto de cebolla en cebolla temiendo a cada salto ser el último.

Mi grito se expande con la fuerza de un huracán, doblando robles centenarios. Asustados. Siento los pies fríos y el aliento gélido, pero todo arde a mi paso estallando en millones de brasas. La noche se hace día y el mundo se acuesta, siempre he ido al revés. El mundo, no.

Me acuesto, me levanto, me acuesto, me levanto. Espero y espero. El ritmo es lento, al contrario que el cerebro, vertiginoso en su pensamiento. Las ideas se desbordan, se atropellan unas a otras poniéndome una venda. Cerdo de matadero, grito de matanza, carne de frustración.

La vida sigue, los polos se invierten y Dios es Satanás, y Satanás es Dios. Las cebollas sufren de dermatitis, ya no provocan lágrimas, ni siquiera provocan. Los mares flotan en continuas marejadas lloviendo estrellas negras. Bowie se divierte

Sapos a dieta

Los sapos siguen la dieta, los políticos se masturban en sus escaños, los ancianos votan, las perlas son abortadas, las damas se regodean ante el espejo, los perros maúllan, las voces no suenan, los libros se cierran, los barcos se hunden, la vida permanece, la muerte se desvanece, la voracidad se muere de hambre, el virgo se tensa, la polla palidece.

Te señalo, te castigo, te insulto, Europa. Dinero, dinero, dinero, quiero mássssss . No es mi vida. Bebo de espumas, de cántaros bañados y arena seca; camino por espacios amplios, de brisas cálidas, de sonrisas verdes. Los sapos son gordos, los perros ladran y mueven el rabo, ese es mi mundo. Vida, vida, vida.

Volemos humanismo y enterremos Europa. Lloremos en la tumba de Jim Morrinson, bebamos con Bukowski, bailemos sobre las tumbas de aquellos que nos salvaron y agradezcamos su valor. ¿Somos inteligentes?. Somos soñadores, y castradores también. Soy soñador, pero no castrador.

Gotas

Se vierten litros de cordura en océanos de imbecilidad mientras el planeta gira obcecado en su propio eje. Los perros del infierno ladran y muerden, se muestran obscenos vestidos en oscuros ropajes financieros. El niño llora, la madre se rebela, el padre se emborracha, y los perros ríen.

Vemos imágenes como gotas de lluvia en un temporal, ¿procesamos?,¿pensamos?; reaccionamos al grito de justicia, nos esclavizamos a nuestra propia idea y no cuestionamos. Nos bañamos en la tormenta, nos vestimos a golpe de flash y corremos como posesos hacia la estupidez, la nuestra.

Café, Palmieri, café, son, la vida es bella. Ritmo, cadera, tabaco, ron. Muchos son los pecados y pocas las virtudes. A eso lo llamo castración, moral sobretodo. El daño está hecho y permanece aun cuando las vacas sigan pastando o los peces desovando. La inalterabilidad es hormigón armado, así que de poco sirve darse de cabezazos contra el mur: este es inamovible, es un deseo de pensión.

No me sirve la cordura ni me sirve la imbecilidad. No me sirven, no funcionan, me agobian con sus nítidos razonamientos escasos de sal. El mar me abraza, primero fríamente; después con voluptuosidad. Me sirve, confío.
Tras cortinas rasgadas, Paul me observa. Rojo, blanco y azul.

miércoles, 24 de julio de 2019

Neveras rojas en campos verdes

La radio está encendida mientras me fumo un cigarro dentro de la nevera. Gritan en el plasma, plasman nuestros gritos y bajo el volumen. No es lo mismo, no lo es, pero qué es al final.
Pulpos, bacaladas, caballos, orgasmos. La vida se gira y rueda, colchones deluxe, sábanas fornicadas, polvos.

Camino por verdes prados pensando en neveras rojas desperdigadas en medio de la nada. Habitan monstruos perezosos rodeados de guirnaldas volátiles, brillantes en el climax, breve y lúcido. El cielo nublado y el aire frío; sopla el viento enrendándome el pelo, rojo, rizoso, pecoso. Pecas naranjas como lentejas a separar, piel blanca y labios gruesos…

¡ Silencio ¡, me digo. Me callo, escucho, cierro los ojos. La sangre recorre su camino, a borbotones; un ruido estruendoso que no oímos y que no sentimos. La sangre palpita con rabia. ¡ Silencio¡ - me grita. Me callo, escucho y percibo. Roja, en una nevera roja en un campo verde. El cabello al viento, y la luz se muestra en cascadas cegadoras repletas de peces subconscientes, cántaros de vicios, deseos, miserias, verdades como rocas.

El río suena, la sangre avanza, los deseos se agolpan contra presas de moralidad. Una mente abierta de piernas es un abismo al ostracismo, el olvido, el rechazo, la hipocresía. Una mente fornicada es una mente satisfecha, una mente.

Sigamos pues, cabalgando por verdes praderas entre secretos exhibidos y congelados en neveras rojas. Maduremos nuestras ideas follando como monos los cerebros victorianos hasta que expandan sus masas cerebrales en un orgasmo de liberación.