lunes, 29 de agosto de 2011

24 de Agosto, 00:09


Las hojas susurran ideas de negación llenando el lugar de una brisa de desconcierto. La misma brisa que levanta la falda de mi vecina creyéndose por un momento Marilyn Monroe, puro desconcierto, puro ensañamiento.

Hago mías las ideas y niego este lugar, sueño que me despierto y despierto sueño que sueño; no puede ser verdad pero sé que estoy consciente, y sin embargo no lo siento real.

Cada hoja que cae es como una laceración en mi voluntad, un grito deseperado de rechazo, hilos de sangre que tiñen la realidad de incredulidad. Por Dios, que se baje la falda ya¡¡¡¡ , eso aliviaría la situación.

Y los grillos haciendo parapente.

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