miércoles, 24 de agosto de 2011
24 de Agosto, 00:01
Un perro aúlla a la luna consciente del momento mientras cientos de grillos excitados por el banquete inminente frotan sus alas; por la cadencia de sus sonidos se diría que afuera la noche es calurosa.
Son noches de verano a la orilla del mar, cuando las olas de carne (Jorge Martínez dixit) han escondido ya sus verguenzas en bermudas de rayas, mocasines de pijo y pareos de apaño, cuando el olor a sudor ha sido desterrado y en su exilio es sustituido por perfumes inexistentes, cremas cementeras, tubos de vaginesil.....
Noches escuchando a las olas aullar como un perro y a la arena vibrar como cientos de grillos neuróticos. No hay nadie más.............cuántas noches¡¡¡
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