martes, 5 de junio de 2012

4.1.- Iluminación.- El fotógrafo como editor

La iluminación fotográfica trata principalmente con los extremos : las altas luces y las sombras. Juntas revelan volumen, contorno y profundidad pero habitualmente sólo con las altas luces es suficiente para determinar la apariencia de una superficie; y de esto nos ocuparemos en este capítulo.

En el capítulo anterior vimos que todas las superficies producen los dos tipos de reflexión, la difusa y la directa, y que algunas de estas últimas además son polarizadas. Algunas superficies producen más cantidad de una que de otra siendo esta diferencia la que marca la apariencia de las distintas superficies.

El primer paso en la iluminación de una escena es observar el sujeto y decidir qué tipo de reflexión produce para mostrarse como lo hace. El siguiente paso es posicionar la cámara, el sujeto y la luz para que la fotografía saque provecho de esa reflexión y minimice las demás.

Cuando hacemos esto decidimos qué tipo de reflexión queremos que los observadores vean.

A lo largo de este cuarto capítulo veremos ejemplos de cómo maximizar cada uno de los tipos de reflexión, así como lo que sucede cuando fotografiamos reflexiones poco apropiadas para el sujeto.

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