martes, 4 de agosto de 2020

Perros

Perros que ladran en la noche bajo las farolas de la ciudad mientras vidas mudas lloran sus miserias entre lámparas apagadas. Son perros delatores, perros de la conciencia, perros de la noche que orinan bajo las ventanas de personas que no se ven, que no se miran, que no se tocan; ni ladran, ni orinan, ni huelen culos.

Ladran vidas distópicas que saltan por la ventana incapaces de respirar una bocanada más de vacío. Y llueve dorado sobre sus sueños destrozados en el asfalto, restos pretéritos y algún verso perdido de Buck. Son perros del infierno de rostro cotidiano, vecinos de ascensor y mirilla indiscreta.

Amanece retirada en los callejones que nadie recorre, la luz del día viste rostros de caricatura comenzando una nueva función en este teatro de las apariencias, porque sólo los perros ladran la verdad. .


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