viernes, 10 de abril de 2020

Una tarde de abril

El silencio nos abraza con la fuerza justa para dejarnos escuchar el murmullo de la lluvia al romper sus diminutas gotas sobre el asfalto. Es una tarde gris de abril en la que nadie habla, nadie escucha, nadie piensa. Una tarde de gaviotas clamando al cielo en los tejados de la ciudad.

Condenados a entendernos dejamos la ventana abierta para que la vida nos signifique, nos traiga su aliento apenas murmurado al oído y una lágrima surca su camino. Es una tarde de pianos solitarios, de humos pasados, de fotos en blanco y negro de blancos y de negros, una tarde de jazz.

Ese silencio que nos consuela con sus palabras de aliento, la ligera brisa que recorre las calles entre esquina y esquina, libre, fresca, amable. Nos tranquiliza y nos conmueve, ¡es tanta la belleza de su voz¡.

¿Y si fuera real? Te dejas llevar y te pierdes sin querer encontrar, sólo volar entre miles de gotas silenciosas sin pensar. Te dejas llevar para llorar sonrisas deseando que sea verdad. Sólo tienes que creer, escuchar y dejarte abrazar por esta tarde plomiza y hermosa de abril.

No hay comentarios:

Publicar un comentario