Vives hoy el mañana que fue ayer, sin sueños que generar y que nunca recordarás. Te sientes frustrado nadando en un mar de arena en el que cada brazada te hunde un poco más en el olvido. No hay salitre que sacie el sabor ni brisa que guíe tu mirada, no hay rumbo fijado ni hay rumbo a fijar.
A medio camino de ningún camino te detienes sin haberte movido, y sientes la imposibilidad de seguir la sombra que grabaste en aquel muro, derruido ladrillo a ladrillo mientras lo construías. Y sin embargo la sombra permanece, oculta por el sol pero presente en la memoria, grabada en tu olvido, donde no hay soporte ni pared, donde hay nada.
Sigues clavado al poste escuchando el sonido atronador que no te deja marchar, las palabras aprendidas de quien nunca te las debió enseñar y, sin embargo, te las grabó día a día hasta crear nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario