Tal vez esté lloviendo. Tal vez, cada gota encierre un recuerdo que se
libere al caer y, en una explosión, vuelen imágenes de otros tiempos. Se sequen
unas y vengan otras.
Nos empapamos de memoria desnudos en la cama recorriendo los surcos que se
deslizan por los pliegues de la piel, y en nuestra mirada, húmeda, se reflejan
las escenas vividas. Cada vez que cerramos los ojos una nueva gota estalla
llenando la habitación de medias sonrisas, felices de nostalgia, amargas en
ocasiones.
Los días de tormenta nos definen, por lo vivido. Nos retratan y nos
devuelven la mirada, porque los días de tormenta nos recuerdan lo que somos a
través de lo que fuimos, vendavales de emociones, de afirmaciones y
arrepentimientos; de verdades.
31/03/19
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