martes, 28 de agosto de 2012

24 de Agosto, 00:18


Todo está en silencio, el mundo parece haberse olvidado de mí y tan solo el murmullo incesante de la ira mantiene mi escroto tenso. Los perros del infierno sí se acordarán de mí, vendrán a buscarme en eternas pesadillas que desagarrarán mi mente, exhibirán mis pecados, venderán mis vergüenzas; son aquellos que ladran babas tras sus parapetos.

Mientras me pudro en medio de la ignorancia ellos comen, fornican y esparcen sus orines y su mediocridad. Ladran a los suyos, ladran a los míos, ladran a los que ladran y a los que no. Ladran, ladran, ladran. Y mientras ladran me muero, no ellos, yo.


viernes, 24 de agosto de 2012

24 de Agosto, 00:17



Lo cierto es que ahí arriba hay auténticos hijos de puta nadando en piscinas de champán, rebozando sus testículos con la sangre de los parias y exhibiéndolos en consejos de alto standing. Auténticos hijos de puta con la mejor de sus sonrisas ante el objetivo, "masters" del universo ("here we are, born to be kings; we're the princes of the universe") vestidos de sudor ajeno y tetas siliconadas.

Ellos deberían estar aquí, no yo¡¡¡¡¡

Gente con ayudantes de cámara. Uno para bajarle la bragueta, otro para sacársela y finalmente uno más para sacudírsela; ya se lava las manos él solo. Son gente con estilo, mucho estilo; seguramente a ellos les crecerán flores de azafrán en lugar de margaritas; seguramente los herederos exhumarán sus cuerpos para recolectarlas.

Ellos viven siempre, yo...riego las margaritas con mi propia orina.

sábado, 18 de agosto de 2012

vomit


Sexto corte del segundo álbum "Father, Son, Holy Ghost" de la banda de San Francisco, "Girls". Compuesto por Christopher Owens este tema nos lleva a través de los 6:30 min de duración del corte a un viaje deseperado en busca del amor subidos a un Ford Mustang.

Vomit es una de esas canciones que siempre se hacen demasiado cortas, deseando oir más y más. Dentro de una atmósfera opresiva y deprimente los giros se suceden una tras de otro, turnándose la voz casi sususrrante de Owens del principio con los sonidos asesinos e hirientes de la guitarra eléctrica, los coros y un glorioso Hammond propio de otras épocas.